Cómo nos organizamos en casa

Cuando os pregunté en Instagram si queríais que elaborara este post, muchas contestasteis que sí. Hay tanto que creo que no os he contado… El pasado mes de julio comencé a trabajar de nuevo a cuenta de terceros. Hasta el momento había estado trabajando en mi propio proyecto: Y bajarte la luna. Pero las cuentas no salían (aunque seguimos organizando pequeñas fiestas y bodas diferentes con los que vais a flipar aunque ya no sea mi fuente de ingresos principal), se dio la oportunidad y volví a una oficina - con sus ventajas y desventajas.

Hasta el momento había compaginado mi trabajo como autónoma con la crianza de Martín. Yo trabajaba desde casa y era quien adaptaba mi día a día a sus horarios. Es por ello que pudimos decidir que él no comenzase a ir a la escuela infantil hasta los 14 meses y que, cuando lo hizo, su horario fuera de 08.30 a 13.00. Yo aprovechaba ese tiempo para trabajar y le dedicaba todas mis tardes. Y es que no nos engañemos, tener tu propio negocio en este país es duro, pero es un plus en conciliación laboral; al menos en nuestro caso.


Antes de pasar a contaros cómo nos organizamos ahora, quiero aclarar algunas cosas que considero importantes porque no todo el mundo cuenta con algunos factores que veo ventajosos. Por un lado, Mr.Chu tiene la posibilidad en su trabajo de hacer uso de dos cosas que han sido clave para nosotros: el horario flexible y la posibilidad de teletrabajar “x” días al mes. Por otro, por primera vez desde hace mucho tiempo en mi trayectoria laboral, en mi nuevo trabajo no he sentido en ningún momento miradas reprochadoras cuando me he levantado y me he ido a mi hora; y eso es de agradecer en temas de conciliación.

Y es que, si hay algo de lo que me he dado cuenta tras incorporarme de nuevo al trabajo tras la maternidad (sin contar con mi propio proyecto) es que aprovecho muchísimo más el tiempo y la misma jornada laboral de siempre me cunde mucho más. Cuando trabajaba con Martín en casa, sabía que mi momento de trabajo iba a ser su siesta o su rato de juegos individuales. Esto hacía que me enfocara en una tarea y me concentrase en ella como nunca antes. ¡El tiempo es oro! No sé explicarlo, pero tras ello noto que mi capacidad de concentración es otra y por ello abogo por una mejor gestión del tiempo en las empresas que permita absolutamente la conciliación y acabe con esa costumbre española de calentar la silla. Ojo, que no hablo de mi trabajo actual, pero he estado en organizaciones donde daba igual si te quedabas por carga de trabajo o por estar, lo importante es que te vieran allí el máximo de tiempo posible y hemos de acabar con ello (hombres y mujeres, tengamos hijos o no, la conciliación nos la merecemos todos). Pero bueno, no entro en eso que me enrollo.


Ahora mismo nuestros horarios de trabajo y cole son los siguientes:
  • Mamá: Trabajo de 8.00 a 17.30 de lunes a jueves (incluyendo el tiempo de la comida), y hasta las 15.00 los viernes. 
  • Papá: Trabaja de 08.45 a 17.45 de lunes a jueves (incluyendo el tiempo de la comida), y hasta las 15.00 los viernes. 
  • Martín: Va a la escuela infantil de 08.00 a 18.15 aproximadamente (donde desayuna, come y merienda), y hasta las 16.00 los viernes. Sí, me gustaría que los niños no estuvieran en clase más que sus padres en la oficina; pero también es cierto que me gusta ser autónoma, no tirar de familiares ni amigos y esa forma de entender la maternidad tiene consecuencias cuando se conjuga con nuestras jornadas laborales. 
Yo tardo entre 45 minutos y una hora en llegar al trabajo (los de Madrid me entenderéis, los de fuera fliparéis) y por ello salgo de casa cuando los chicos aún están dormidos (no sin antes sacar a Nona). En esa franja, es Mr.Chu quien se encarga de Martín -al que lleva en bicicleta a la escuela infantil-, vuelve a casa, deja la bici, coge la moto y se va a trabajar a las afueras de Madrid. Por la tarde soy yo quien recoge a Martín en coche (me lo llevo hasta la estación de tren por la mañana para ahorrar tiempo) mientras que Mr.Chu va directo a casa a sacar a Nona (que también pasa muchas horas sin salir a la calle). Como veréis, hasta ahí las tareas están bastante repartidas, aunque reconozco que si me tocara a mí llevar al peque en bici otro gallo cantaría. 


Más o menos todos llegamos a la vez y de momento aprovechamos las tardes para bajar al parque (si el tiempo lo permite) o hacer algún recado (si el día está tonto) Las ocho es nuestra hora máxima de recogida, momento en el cual mientras yo baño a Martín o preparo las cosas para el día siguiente, Mr.Chu hace la cena. A y media normalmente estamos cenando y tras eso, uno se encarga de recoger la cocina mientras el otro da el último paseo con Nona. Me gustaría deciros que Martín se va a la cama y nosotros vemos una serie en paz y tranquilidad, pero eso no pasa. A mi hijo solo le encuentro una pega y es que no es buen durmiente. Se acuesta casi a las once (cuando lo hacemos nosotros) y ni con más ni con menos siestas, ni con cuento ni sin él, ni con baño templado ni con leche calentita, ni en su cama ni en la nuestra… ¡no hemos encontrado la manera de que se duerma antes! ¿Fallo nuestro? Puede. ¿Bueno para él? No creo. Pero si la maternidad me ha enseñado algo es que es mejor criar sin sentirnos frustrados así que mejor pasar tiempo con él cada noche (aunque sea entre cuentos o viendo una serie a la vez que hacemos puzles) que cabrearnos cada noche (sí, soy una floja).

Como veis, en casa las tareas están muy repartidas. No hay otra. La casa es de los dos y la familia debemos llevarla ambos. Y es que creo que solo ese modelo puede funcionar para que el engranaje funcione sin reproches. Sé que no todas las familias son así y sé que lo que tenemos vale millones. Para llegar a esto hemos trabajado en ello. Reconozco que a él le cuesta menos ponerse a limpiar que a mí. Él reconoce que la planificación y control es lo mío y que yo he llevado más carga mental con citas, recordatorios, cosas que había que hacer, etc. Pero cuando he sentido que algo no marchaba solo hemos tenido que hablarlo y siempre hemos encontrado un trabajo en el que apoyarnos.


Es él quien, ahora que me he incorporado al trabajo, ha asumido que siendo yo “la nueva” tenía que adaptarse más a Martín que antes (cuando yo trabajaba desde casa). Si ha habido que ir a una reunión del cole, ha sido él quien ha pedido entrar más tarde o salir antes. Si Martín ha tenido pinta de ponerse malo, se ha traído el ordenador a casa por si al día siguiente tenía que teletrabajar. Pedimos medidas conciliadoras, pero a veces no hay corresponsabilidad en casa. Por eso es tan importante que los hombres den un paso al frente y con gestos así (ir a una reunión, llevar al niño al médico, salir a su hora…) los empresarios no penalicen a la mujer porque les “vaya a molestar lo mismo” contratar a uno que a otro. Y otra vez salgo con otro tema que da para post por sí mismo.

Y así, señoras y señores, es como nos organizamos en casa. Que no es mejor ni peor método que otros, sino el nuestro. Y que espero que os sirva un poquito para vuestro propio día a día.

ACTUALIZACIÓN

Algunas me habéis preguntado por tareas más del día a día relacionadas con la limpieza y demás. He de decir que diariamente quien barre es el robot aspirador Xiaomi que nos compramos (y que recomiendo encarecidamente). La limpieza general la dejamos para los fines de semana (la hacemos entre los dos) y diariamente aprovechamos el tiempo en el que Mr.Chu hace la cena y la comida para el día siguiente para recoger un poco la casa por encima y poner alguna lavadora. Tras la cena, mientras vemos una serie mientras planchamos si hace falta y mientras uno saca a Nona, es el otro el que recoge la cocina u/o tiende la lavadora que hemos puesto anteriormente.

Está claro que es necesario un orden. Pero entre semana hacemos "mínimos" para seguir funcionando. Eso sí, tampoco nos agobiamos. Cuando me muera voy a echar la vista atrás y ver si he vivido, no a pensar si la casa está limpia. Si un finde no se puede limpiar... ya sacaremos hueco. A veces priorizamos cosas que aportan menos de lo que debieran; así que os invito a no agobiaros y a invertir en productos que os ayuden en el día a día (por ejemplo en nuestro caso el robot aspirador aspira y friega por lo que nos facilita la vida un montón) Son productos caros, pero es una inversión que hemos notado (viviendo con Nona antes barríamos hasta varias veces al día, cosa que ahora no hacemos) Todo lo que nos ayude a vivir más (no hablo de tiempo, sino de calidad) es una opción a tener en cuenta.

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