Las aventuras de Martín y Nona

Hoy toca hablar de maternidad y quiero contaros nuestra experiencia con un perrete en casa. Nos preocupaba mucho la llegada de Martín, no porque Nona le haga algo a los niños, sino porque es muy brutita y no controla. También es muy destrozona así que otro miedo es que el peque no llegara a estrenar ninguno de sus juguetes.


Para esto último lo que hicimos fue "presentarle" a Nona cada juguete que entraba en casa. Cuando iba a por él, la regañábamos con un enérgico "no" y volvíamos a acercárselo. Funcionó tan bien que cuando en su cumple le compramos a ella un peluche la pobre ni se acercaba.


Cuando Martín llegó, mi hermana que es quien se quedó con Nona se encargó de llevarse a casa su primer body para que lo oliera. Una vez que nosotros llegamos el hospital entramos en casa sin mucho aspaviento, nos sentamos en el sofá con el peque en brazos y dejamos que lo oliera y le chupara los pies. Los primeros encuentros fueron vigilados y de momento de lo único que hay que estar pendiente es de que no lo bañe en babas, porque si nos descuidamos lo rechupetea entero.


Tener un perro en casa ante la llegada de un bebé es como tener un hijo mayor (salvando las diferencias). Tenemos que estar pendientes también de hacerle caso, acariciarla y evitar los celos. Además cuando alguien viene de visita a casa intentamos que la salude a ella primero porque si se acercan primero a ver al bebé ella va detrás dando saltos para que la saluden (y como nos descuidemos, si estamos sentados, se nos echa encima). Pero de momento lo llevamos bien. En cuanto Martín está dormido ella aprovecha que no lo tienes encima para tumbarse y que la acaricies. Tampoco es cuestión de que no se acerque al bebé, sino de controlar esas primeras veces. Al fin y al cabo van a pasar años juntos y espero que sean amigos inseparables.

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1 comentarios

  1. Son un pareja genial! A mi me encanta verlos juntos, y ver como Martín poco a poco va mirando fijamente a Nonita.

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