Viajar con niños. Mis recomendaciones

En alguna ocasión, me llegan mensajes privados alabando mi valentía para viajar con Martín. Pero lejos de creerme una súper heroína, diría que básicamente es atreverse, probar e ir viendo qué cambiar y qué no para hacer la experiencia placentera para todos. Desde los primeros viajes cargados con potitos y hasta con bañera portátil hinchable, hemos aprendido algunas cosas que a nosotros nos funcionan y es por eso que quiero compartirlas. Porque si os gusta viajar (y podéis permitírnoslo) es una pena que os quedéis en casa por el qué pasará. 


Aquí os dejo algunos tips que a nosotros nos han funcionado en los viajes. De verdad, espero que os animen a hacer una vida "lo más normal posible" a como acostumbrabais a tenerla antes de ser padres, que anda que no nos quedan años para volver a estar a solas y retomar las viejas aficiones...

  • Ten presente cuáles son tus básicos y de qué puedes prescindir: Ya vayas a ir en avión o en coche, el espacio es valioso. Así que descarta todo aquello de lo que podrías prescindir. Cambia el esterilizador de biberones por una olla con agua hirviendo, la bañerita hinchable por los brazos de papá bajo la ducha, la cuna por el colecho... Estudia qué podrías dejar unos días en casa.
  • Si lo tuyo es la lactancia materna, estás de enhorabuena; llevas la comida incorporada. En nuestro caso los meses más fáciles en cuanto a logística fueron los seis primeros. Después, cuando Martín pasó a comer pecamos de llevar potitos para todo un vecindario. En el resto de ciudades y países, también se venden. Si van a ser pocos días fuera, no pasa nada por buscarlos biológicos y sin aditivos (yo aconsejo los de Smileat) y tirar con ellos; si no, en el mundo exterior también venden ingredientes para cocinar. Incluso nosotros solemos encontrar en cualquier restaurante cosas que puede comer el peque sin problemas (ojo aquí, que esto no vale si tu peque tiene problemas de alergias): arroz blanco, carne a la plancha, verduras... De verdad, solo basta con fijarse para ver qué pueden comer.
  • Venden pañales en muchos sitios alrededor del globo, de verdad. Salvo que tengas algún problema de alergias, no hace falta ir cargado, bastará con un kit de emergencia y comprar en destino.
  • Para nosotros, mejor apartamentos con cocina que hoteles. Por el tema logística, es lo que mejor nos funciona. Sin horarios de desayunos, con cocina propia... Si Martín se cansa, podemos comer o cenar comprando cuatro tonterías en un súper porque en el apartamento tenemos todo lo necesario para cocinar.
  • ¿Vas en avión? Atenta a sus ventajas. Con muchas compañías, los menores de dos años no pagan (¡aprovecha!) así que es el momento ideal para ahorrar en ciertos destinos. 
  • Quizás merezca la pena invertir en una silla ligera. Si algo tenía claro es que no iba a meter mi Bugaboo en las bodegas de un avión. Después del regalazo de los abuelos lo último que quería era perderlo o que me lo rompieran; así que me hice con un carro ligero que encima podía meter como equipaje de mano en el avión. Lo bueno es que, cuando vamos en coche a un viaje largo, también ahorramos un montón de sitio para las maletas. Aquí Wallapop puede ser tu gran aliado para ahorrar unos euros.
  • Que las rutinas no te amarguen el viaje. Martín no es nada de rutinas. Se va echando las siestas cuando le apetecen en los viajes y podemos ver las ciudades paseando tranquilamente. Pero que tu peque tenga horarios fijos no quiere decir que no puedas disfrutar de un viaje. ¿Que tienes que volver al apartamento a echar la siesta? Vuelve ¿Que tenéis que recogeros pronto? Hacedlo. No penséis en el tiempo que perdéis, sino en todo el que disfrutaréis de cosas nuevas durante el viaje.
  • Lo que pase en tu cabeza no quiere decir que vaya a pasar en la vida real. Recuerdo que me daba pánico que Martín nos diera (a nosotros y al resto de pasajeros) su primer viaje en avión. Pero nada más lejos de la realidad, durmió como un bendito. Que el miedo a cómo se comporte no te impida coger un avión.
  • Y si pasa, pasa. Y es un niño. Vale, el primer vuelo bien; pero en algún otro no ha sido así. Los niños lloran, no entienden. Y si la lía basta con pedir perdón. A mí las malas miradas me dan bastante igual. Si viajas en un avión comercial y no en uno privado sabes que puede tocarte un niño que llore, un señor que ronque o una señora detrás que te ponga su pie en tu reposabrazos. Que un niño llore cuando los padres intentan calmarlo no es lo mismo que que pasen de él y no hagan nada. La gente es bastante comprensiva cuando ven que no tenías intención de molestar. Así que insisto, que el miedo a cómo se comporte no te impida coger un avión. Si este punto es el que anula tus ganas de viajar, siempre puedes probar con destinos cercanos cuyos recorridos puedas hacer en coche o supongan un viaje muy corto en avión (nadie se ha muerto en un vuelo porque un niño haya llorado durante una hora)
  • En coche, aprovecha las siestas y para a menudo cuando van dormidos. En nuestro último viaje a Cádiz íbamos a salir en cuanto Mr.Chu llegara a casa de trabajar. Martín salió a las 13.00 de la escuela infantil y estuve jugando con él hasta las 15.00 para que no se durmiera (pobre, se le cerraban los ojos) De esta manera en cuanto nos montamos en el coche, cayó rendido a los brazos de Morfeo. En otras ocasiones, hemos salido súper temprano para que le quedaran unas horas más de sueño (esto no nos gusta tanto porque vamos medio dormidos y nos turnamos varias veces al volante para no matarnos) Cuando no es así y va despierto, vamos sin prisa; parando cuantas veces sea necesario. Bajamos del coche, corremos, jugamos, merendamos... Que el viaje sea una experiencia más, no una tortura.
  • Un juguete favorito, pinturas y alguna novedad. Para distraerle en el viaje, nada como hacernos con un pequeño kit. A nosotros nos funcionan las pinturas y sus muñequitos de animales pero también aconsejo comprar siempre algo nuevo (ya sea aquí o en destino) No tiene por qué ser nada caro, pero la novedad será suficiente para que le llame la atención y se entretenga (en nuestro caso, casi siempre con libros en el idioma del país que visitamos y luego nos sirven como recuerdo)
  • Puede que tengáis que cambiar los destinos, pero no tenéis por qué dejar de viajar. Ahora nos fijamos muchísimo en cosas que antes ni reparábamos. ¿Sabes que mientras que Londres me parece lo peor para ir en transporte público con carro, Toulousse me parece una ciudad maravillosa para ir con peques porque tiene muchísimos parques? Si en el pasado antes de visitar una ciudad buscabas los mejores restaurantes en tu ruta, puede que ahora tengas que buscar puntos donde realizar paradas estratégicas para que los peques desconecten. Cambia la forma de viajar, pero no el deseo de hacerlo.

¿Tenéis miedo a viajar con los pequeños de la casa? Si hay algo que os frene me encantaría ayudaros. No sé si se me ha olvidado algo. Si es así soy toda oídos. Decidme en qué dudáis y os contaré nuestra experiencia.


Comparte:

0 comentarios

¿Quieres compartir algo conmigo? ¡Espero tus comentarios!