Pasar el confinamiento con niños en casa no es fácil. Los lunes se vuelven sábados y a eso hay que unirle la situación de cada uno: los que trabajan fuera y tienen los coles cerrados, los que teletrabajamos y sufrimos por si en alguna call aparece un niño llorando, los que tienen que hacer de profes... cada cual vive esta situación como mejor puede. Por suerte, en casa, Martín no se acuerda demasiado de la calle. De momento, poder jugar con papá durante todo el día (Mr.Chu sigue de baja, así que de momento por las mañanas él se encarga de ellos mientras yo trabajo), hacer deberes jugando, que le dejemos el iPad para hacer fotos por toda la casa, cantar canciones, ver una peli después de comer... son para él planazos (si ya de por sí no era el niño más sociable del mundo, seguro que esto nos pasa factura). Aún así, intentamos que los días tengan algo especial de vez en cuando y este domingo de Pascua organizamos un desayuno casero con los imprimibles de Nice Party y menaje que tenía de los cumples y fiestas que hemos venido organizando todos estos años. ¿Queréis verlo?
La idea es crear pequeños momentos extraordinarios y que ellos recuerden estos días con algo que vaya más allá del confinamiento. Hace más de un mes íbamos a empezar el logopeda y compré unos regalitos de cumpleaños en El Globo Amarillo para dárselos como premio tras las sesiones en las que participara excepcionalmente bien. Esos regalillos nunca pudieron llegar a cumplir su función, así que ahora los usamos en casa cuando hay que felicitar por algo bueno: que te dejas cortar el pelo sin quejarte ni llorar... regalillo al canto. Que ha sido un día excepcionalmente bueno por algo... detallito para ti. ¡Nuestros pequeños están haciéndolo genial? ¿Por qué no demostrárselo con pequeños gestos?
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