Bizcocho de miel. El favorito de Winnie Pooh

El fin de semana pasado nos regalaron un tarro de miel bastante rica y, aprovechando que hay que ir a hacer la compra y por ello tenemos poco que desayunar en casa, ayer decidí emplearlo en hacer un bizcocho casero de miel. En principio la idea era hacerlo como los caramelos, de miel y limón, pero como digo la nevera no se caracteriza tampoco por abundancia de materiales, así que tuve que confirmarme con los yogures naturales.


Creo que es un desayuno perfecto para el invierno acompañado por un vasito de leche caliente (y recordemos que en Villalba tenemos leche recién ordeñada), así que si queréis comprobarlo por vosotros mismos aquí os dejo la receta. Como veréis es rápida y sencilla, así que no hay excusas.

INGREDIENTES
  • 1 yogur natural
  • 3/4 de medida de yogur de miel (la miel no gusta a todos, dependerá del paladar)
  • 1 medida de yogur de aceite de girasol
  • 3 medidas de yogur de harina (mil gracias a Rocío que haciendo su bizcocho se percató de que me había comido la medida de este ingrediente)
  • 2 medidas de yogur de azúcar
  • 3 huevos
  • 1 sobre de levadura
  • Mantequilla para untar el molde
 PREPARACIÓN

[Modo ironía on] ¡Cuidado, no os vayáis a liar con la dificultad! [Modo ironía off] 

Echamos en un bol el yogur, la miel y el azúcar y mezclamos. Cuando la mezcla sea homogénea incorporamos los huevos previamente batidos. Después, vertemos la harina, la levadura y el aceite y removemos bien hasta conseguir ligar los ingredientes.Aquí solo apuntillar: la batidora está muy bien, pero por favor, si lo batimos con el accesorio de las varillas (o las varillas de toda la vida) mucho mejor, le daremos más aire. Y si queremos aún más esponjosidad lo primero que haremos será tamizar la harina (¿qué es esto?).

Ponemos a calentar el horno a 180º y mientras untamos la mantequilla en el molde. Vertemos nuestra mezcla y lo relegamos al horno durante 40 minutos (cada horno es un mundo). Ojo, no nos asustemos porque parezca que se vaya a quemar, la miel le da un toque muy doradito, pero intentar abrir el horno lo menos posible (aunque os acongoje). Cuando creamos que está, como siempre, pinchamos con un cuchillito y si sale limpio es que está listo para ver la luz.

Yo el mío lo adorné con frutos secos, pero aquí la imaginación es vuestro aliado. ¡Que aproveche!

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4 comentarios

  1. La estoy volviendo a hacer!!!!! Mmmmmmmmm!!!!!

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  2. Jajajajajaja. Ro! Que hay más bizcochos en este mundo!


    Eso es que te gustó. Mola!

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  3. Pero éste está cojonudo!!! Un día que me apetezca innovar a ver lo que sale, pero si este está rico, me lo quedooooooooooooooooooo

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