Las aventuras de Martín y Nona (segunda parte)

Hace unos meses os contaba en este post cómo habíamos preparado la llegada de Martín de cara a la convivencia con Nona. Pues bien, ahora pasados unos meses, os voy a contar cómo va el acercamiento. A priori, Nona pasa de Martín. Es él el pobrecito el que no para de intentar acariciarla, de buscarla con la mirada cuando entramos en casa y sabe que ella va a salir a la puerta, de mirar a todos lados cuando oye sus patitas por el pasillo... Pero ella nada, se acerca y poco más.


Digamos que el momento de máximo acercamiento es la hora de la comida. Si cuando le damos papilla se acerca no veáis cómo se pega cuando ve que a Martín le damos trozos. Claro, que también ayuda que a él le haga gracia darle pan o que le chupe la mano para robarle un trozo de pollo; así que ella tiene fácil lo de picar algo. También es muy común que ella se acerque cuando dormimos (el otro día la pillé dormida apoyando la cabeza en Martín durante la siesta de éste y casi muero de amor) o incluso cuando él juega en la alfombra (a Nona le gusta una alfombra o una manta más que a un tonto un lápiz) pero manteniendo una especie de distancia de precaución.


Y aquí estamos, como dos compañeros de piso que solo se saludan. Nosotros nos tiramos en la alfombra y jugamos con ambos a ver si algún día ella se presta a hacerle más caso al peque. Pero bueno, poquito a poquito. De momento nos damos con un canto en los dientes porque ella no ha hecho el brutito ni es muy pesada (de esto se pasa por hacer todo lo contrario). ¿Cómo evolucionaron vuestros perretes con la llegada de vuestros peques? Yo os seguiré informando.

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1 comentarios

  1. ¡Pobre Martín! Nona pasa de él. Mira que la jodia es pesada con el resto del mundo, pues del que más caso le va a hacer en el mundo pasa. Cuando Martín empiece a andar y vaya detrás de ella ya no le hará tanta gracia a Nona :)

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