Nuestro destete

Te dicen que la lactancia materna es la primera vacuna. Te cuentan que es algo maravilloso, un momento de unión sin igual. También te cuentan que puede que en ocasiones la gente te mire mal (esto debe ser cosa solo de Bebés y más que tiene millones de artículos de este tipo, porque a mí nunca me ha pasado) y que cuando las temidas grietas hacen su aparición clamas al cielo. La lactancia materna tiene pros y contras, pero fue lo que elegimos para los primeros meses de Martín. Sin embargo, nunca me he sentido del todo cómoda ni he vivido el momento como algo mágico y siempre pensé que a los seis meses la dejaríamos. A los cinco meses introdujimos la fruta y a los cinco y medio, la verdura y los cereales sin gluten. Cuando a los seis meses empezamos con el gluten, me recomendaron continuar al menos dos meses más con la lactancia materna porque protegía frente a la intolerancia y así lo hice.

Gorra: H&M
Camisa: Zara
Pantalón: H&M (éste modelo)
Calcetines: Uo Estudio Creativo (éste modelo)
Zapatillas: Adidas Stan Smith

Cuando Martín cumplió los 8 meses iniciamos la estrategia "no ofrecer, no negar" que consistía en que yo no le daba pecho salvo que lo pidiera. De día casi no pasaba así que dejábamos la lactancia materna para la noche. A los ocho meses y medio la toma del día había desaparecido completamente y decidimos quitar la de la noche. Martín solo se dormía "enganchado" y además se despertaba cada hora (sí, leéis bien, cada hora) para tomar un sorbito, así que creíamos que las primeras noches serían horribles, pero nada más lejos de la realidad. 


Lo más duro ha sido dormirle a base de paseos (con lo rápida que es la teta para estas cosas), pero una vez que lo hemos hecho hemos alucinado. De despertarse cada hora ha pasado a despertarse una vez o ninguna (si es que este niño era un yonki de la teta) y lo más increíble es que para volverse a dormir solo necesita que le demos la manita. Obviamente no digo que si vuestro niño no duerme le quitéis el pecho o que haya sido una consecuencia loca. Simplemente os cuento nuestra experiencia porque he flipado.


Algunas creeréis que a los 8 meses ya iba siendo hora. Otras, que qué necesidad había trabajando desde casa y pudiendo dar el pecho a demanda. A todas, sobre todo a las que estáis dando el pecho aún os digo que solo vosotras y vuestro peque tenéis en las manos el momento. Siempre os he dicho que no se es más madre por dar teta que biberón, y que para no estar a gusto con algo es mejor cambiarlo. Martín come ya prácticamente de todo menos huevo así que creíamos que tenía una alimentación suficiente como para no necesitar el aporte del pecho. Hemos visto que no ha sido un proceso traumático y que lo ha asumido muy bien, así que hemos tirado para adelante con el tema. De entre las mamis más cercanas que conozco hay de todo y todo igualmente válido. Por ejemplo, Luca y Marta (de Rakel y Gema respectivamente) tienen casi la misma edad y uno es de bibi y otra de teta (ambos igualmente sanos y con musletes comestibles). Valentina, con casi dos años, sigue enganchada a mami y tan feliz, y Principoso (de Treintamami) llegó una noche que no quiso más con año y medio y la teti se fue para siempre. Cada maternidad es un mundo, y cada niño tiene su propio universo. Haced lo que os salga del corazón y tomad las decisiones pensando en él y en vosotras. Porque la lactancia es cosa de dos, de nadie más.


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