Nuestra experiencia en Camping Miramar

No me pude resistir. Tras ver millones de veces el camping más vintage de España en Instagram, aproveché que teníamos unos días de vacaciones y decidí reservar algunos de ellos para pasarlos en estas caravanas de colores. La reserva la hice a través de la web del Camping Miramar, donde puedes seleccionar directamente una caravana y ver qué días aún están disponibles o hacer una búsqueda general por fecha. 


En nuestro caso, al ir acompañados de Nona, las opciones se limitaban a las cuatro caravanas que admiten perretes (en total hay 27 caravanas vintage disponibles) así que la opción de elegir las Navy Mobil Home que cuentan con aseo no era posible. No obstante, fue lo primero que les comenté al hacer el check-in y me dijeron que estaban trabajando en ello y próximamente podríamos disfrutar también de ellas. ¡Genial! Martín aún usa pañal, pero para las familias con mascota y niños que necesiten ir al baño es mucho más sencillo tenerlo en el propio alojamiento (sobre todo por las noches).


Las caravanas son lo más. Eso sí, las que admiten perros están un poco más aisladas que el resto, entre parcelas privadas con caravanas "normales" por lo que las vistas son menos "Pinterest". Quizás, deberían mejorar precisamente eso. No me refiero al punto estético de ver otro tipo de parcelas, por supuesto, sino en la diferencia que hay entre la zona para las caravanas sin perros (con palmeras, zonas ajardinadas...) y las caravanas para perretes, que están un poco menos pensadas estéticamente con un exterior mucho más árido (ya veis que os lo cuento todo, que para eso he hecho la inspección de la zona).


Aparte de eso no tengo ninguna queja. Para mí hay tres aspectos que son fundamentales. Por un lado, la cercanía a la playa, que nos permitía estar en el agua en menos que canta un gallo y acercarnos de vez en cuando a la caravana para ver si Nona necesitaba algo. Por otro, que las caravanas no solo cuentan con todo el menaje básico necesario para comer, sino que además todas tienen una mesa bajo un cenador y barbacoa individual; lo que nos permitió disfrutar de desayunos y comidas al aire libre. Y por último, lo nuevos y cuidados que estaban los baños. Todos tenía una estética marinera preciosa, pero es que además, las duchas eran individuales con puertas e incluso habían tenido en cuenta una zona infantil con lavabos y retretes a su medida e incluso con una bañera en altura que nos hacía fácil bañar a Martín. Se preocupan muy mucho de la limpieza y los aseos siempre están en perfecto orden.


El camping cuenta además con un chiringuito propio (aunque no tuvimos ocasión de acercarnos), un restaurante que incluso tiene comida por encargo que puedes llevarte a la caravana y un mercadito donde comprar todo aquello que puedes necesitar. La zona de la playa es súper tranquila y no está nada aglomerada (véase que hemos ido en julio y no hemos tenido ningún problema) por lo que es ideal si buscas tranquilidad. Además, por la noche no se permite que circulen vehículos y los vecinos fijos son poco ruidosos por lo que es una opción ideal si quieres descansar. Además está muy cerquita de Tarragona y Cambrils, dos sitios que aprovechamos para ver cuando salíamos del camping para cenar fuera ¿Te animas?


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