Era el turno de visitar San Vicente de la Barquera, y nosotros empezamos recorriendo su casco antiguo, donde pudimos disfrutar de enclaves como el castillo, los restos del Hospital de la Concepción o la Iglesia de Santa María de los Ángeles.
Después paseamos por la zona del puerto, donde vimos hasta cómo arreglaban las redes de manera artesanal. Nuestros pasos nos llevaron hasta el Santuario de la Virgen de la Barquera.
Hicimos una pausa para comer en el restaurante
El Pescador (aconsejo su atún rojo encebollado con parmentier trufado) y tomarnos un helado en Regma y, con las pilas bien cargadas, fuimos a ver el rompeolas y el centro de interpretación que se sitúa en el faro. Allí seguimos una pequeña ruta descubriendo fauna y flora y disfrutamos de una exposición gratuita.
Tras eso, y por una de vuestras recomendaciones (¡gracias una vez más), fuimos a tomar un café al hotel Gerra Mayor. Un lugar increíble tanto para ir en pareja como con niños. Cuentan con una pradera enorme donde sitúan las mesas y puedes disfrutar de las vistas mientras los peques juegan sin peligro. Mar, montañas, vacas en la pradera y bajada a la playa. ¡Una auténtica maravilla!
Terminamos el día haciendo castillos (y la croqueta) en la Playa de Merón: muy ancha, muy larga y muy tranquila. Es precioso ver cómo la pradera y la playa se funden en un único lugar.
0 comentarios
¿Quieres compartir algo conmigo? ¡Espero tus comentarios!