El amor por los animales se entrena

En poco menos de dos meses, Martín ha tenido varias experiencias (buenas y malas) con animales. La mala ya os la conté en IG, cuando un perro se lo llevó por delante (culpa del dueño por llevarle suelto en un evento con masificación de gente y encima tirarle un palo para que jugara) y eso trajo consigo una buena hemorragia y bastantes magulladuras. ¿Las buenas? Visita al Safari, a la granja Escuela Giraluna, a la granja los Tetes en el colegio, a Burrolandia... Y es que al peque le encantan los animales, eso es innegable. Pero también como padres intentamos acercárselos poco a poco para que los conozca.


Es cierto que Martín ha vivido con Nona desde que nació y eso hace mucho. Pero me parece importante, para vencer los miedos, que nosotros seamos los primeros que vencen los propios. ¿Niños y animales? Está claro que se pueden caer, que les pueden dar algún empujón y que incluso puede llevarse algún mordisco, pero me parece un error que nuestros miedos y sobreprotección les hagan vivir alejados de la naturaleza.


Cuando paseo a Nona escucho todo tipo de cosas de boca de los padres mientras paseamos: "no te acerques a ese perro que te va a morder", "como no comas, viene el perro y te quita el bocadillo", "ya verás como el perro te coja el culo"... Son comentarios que desde la óptica de un adulto entendemos que son gracietas, pero pongámonos en el lugar del niño, que no entiende la ironía o las bromas. Le estamos dando solo una información: que a los perros hay que tenerles miedo. Y eso poco a poco va calando.


En mi caso tengo que hacer justo lo contrario: enseñar a Martín que antes de ir a tocar a un perrito hay que preguntarle a su dueño si puede hacerlo. Que le gusten tanto los animales hace que muchas veces vaya como un loco a por ellos y es cierto que no sabemos si el perro de al lado se agobiará cuando le vea venir. ¿Hay que tener cuidado a las reacciones de los animales? Sí, pero sin adelantarse a lo peor y controlando que nuestros niños y la fauna puedan llegar a entenderse. Proyectar nuestros miedos en el "qué pasará" y alejar a nuestros peques solo les hará perderse experiencias maravillosas.

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